Esta vez viajamos a Madrid a un par de eventos y paso nos escapamos a unos cuantos museos. De todos ellos, destaco para esta página el Museo del Romanticismo el cual tiene, además de un mobiliario muy cuidado y restaurado, unas pinturas destacables y unos cuantos objetos dignos de mención.
¿Pero de qué va o qué es el Romanticismo?
El romanticismo es un movimiento artístico y literario que se implantó en Europa a principios del siglo XIX, si bien sus características y cronología varían de un país a otro. Consistió en una nueva manera de sentir y entender la vida, definida, entre otras, por las ideas de contradicción e inestabilidad. De igual manera que cada país experimentó el movimiento romántico con unas características y cronología diferente, hubo una serie de temas y rasgos comunes:
- Sentimientos y emociones frente al racionalismo. La sociedad romántica libera sus emociones, abarcando desde el entusiasmo hasta la melancolía.
- Individualismo. Predomina el culto al yo, centro máximo de la vida, frente a la disciplina neoclásica.
- Inspiración e imaginación como fuente de conocimiento. El arte sugiere una realidad más profunda detrás de todo aquello que percibimos de manera habitual.
- Ansia de libertad. Fruto del individualismo, al cual se opone el tema del destino.
- Escapismo. Rechazo del presente y de la realidad, por lo que se busca un ideal.
- Exaltación de los valores nacionales. Interés por la historia debido a la búsqueda de los rasgos peculiares de cada nación.
Info: Wikipedia.
¿Qué obras me resultaron más oscuras o inquietantes?
Sí, hay varias pinturas sobre el suicidio romántico ya que este era un ansia indefinida por unirse a la muerte como única solución para la vida, en un período histórico de profundo pesimismo, en el que la muerte era más común que en la actualidad, y estaba mucho más presente en la vida diaria. A partir especialmente de la publicación de Las desventuras del joven Werther de Goethe se produjo la «fiebre Werther», que puso de moda un hecho tan luctuoso como el suicidio. Incluso, y como es habitual durante el siglo XIX, el suicidio estaba regido por una estricta etiqueta social: las mujeres preferían el envenenamiento o la inmersión, y los hombres el ahorcamiento o dispararse. Fuente: Museo del Romanticismo.
Un género muy característico del siglo XIX es el retrato postmortem, especialmente infantil. La alta mortalidad infantil durante la centuria provocó la expansión de este género (ya sea en pintura, escultura o fotografía), con el objetivo de mantener viva la memoria de la persona o el niño fallecido.
La enfermedad más romántica y más «de moda» durante el siglo XIX fue la tuberculosis o tisis, que cuenta con nombres tan poéticos como «plaga blanca» o «príncipe de la muerte». Se trata de una enfermedad muy asociada a los artistas en un sentido literal (por ejemplo Bécquer o Chopin fallecieron por esta causa) y también figurado, ya que la tuberculosis se adecúa perfectamente al rol social como enfermo del artista.
Y esto es lo que para mí más destacó del Museo del Romanticismo de Madrid. Como todos los museos, cada uno ve, siente y destaca lo que quiere y le gusta, pero creo que ha sido un recorrido breve y directo por el mundo oscuro y extraño que rodea a este lugar.
Tras acabar el recorrido nos quisimos tomar algo en el patio interior que había, pero como estaba lleno y el servicio iba un poco lento, optamos por marcharnos y seguir de turismo por Madrid. ¡El tiempo es oro!
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¡Un saludo y nos vemos en siguientes publicaciones!
Todas las fotos están hechas por Alejo Pérez. Todos los derechos reservados.
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